Diferenciar entre el hambre real y la emocional es crucial para una alimentación saludable. El hambre fisiológica se manifiesta con el rugido de las tripas, mientras que el hambre emocional está ligada a cambios de humor y rara vez proporciona una satisfacción duradera. Esta distinción ayuda a identificar cuándo el cuerpo realmente necesita nutrientes y cuándo se busca satisfacer una necesidad emocional a través de la comida.
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