Reeves negó categóricamente haber mentido cuando fue interrogado el fin de semana, afirmando con un rotundo «por supuesto que no». Esta declaración surge en un contexto de intensas especulaciones y cuestionamientos sobre su credibilidad, acentuando la presión sobre su papel en los acontecimientos recientes. La reacción del público y las implicaciones políticas de esta afirmación están por verse, mientras las expectativas crecen respecto a un posible desenlace en las semanas siguientes.
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