En enero de 2022, cinco vacas fueron rescatadas por el SEPRONA en un estado deplorable de desnutrición y abuso extremo. Tras ser rehabilitadas en el refugio La Manada Cántabra y alcanzar 900 kilos de peso, un fallo judicial obliga a devolverlas a su dueño original, quien las descuidó. El refugio, que invirtió 30.000 euros en su recuperación, denuncia que el maltratador se beneficiará económicamente al vender los animales al matadero, y llama a la movilización para evitarlo. La decisión judicial ha sido criticada por promover la impunidad ante el maltrato animal y representando un retroceso en su protección. Además, el refugio enfrenta la rescisión de su contrato de finca y busca soluciones para los tres terneros nacidos durante el periodo de recuperación.
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