Laura Vidal, destacada investigadora y escritora venezolana, ha dedicado su carrera a la defensa de los derechos digitales, la resiliencia comunitaria y las formas informales de aprendizaje y resistencia bajo regímenes autoritarios. En una reciente entrevista con Jillian York, Vidal reflexionó sobre su trayectoria, que abarca un doctorado en Ciencias de la Educación e interculturalidad, y su trabajo en plataformas digitales que buscan amplificar las voces marginadas en temas de derechos humanos.
Durante la entrevista, Vidal destacó que la libertad de expresión conlleva una responsabilidad colectiva. Según la investigadora, este derecho no se limita simplemente a la posibilidad de expresarse en todo momento, sino que también implica reconocer su importancia para otras personas. Subrayó la necesidad de crear espacios seguros y libres en los que todos puedan expresar sus ideas sin temor.
El recorrido de Vidal inició en Global Voices, donde participó como traductora, autora y organizadora comunitaria. Insatisfecha con la manera simplista en que se retrataba la crisis política en Venezuela, decidió profundizar en cómo las comunidades pueden ser centros de intercambio cultural y educativo. Este interés la llevó a investigar las problemáticas de la libertad de expresión y la seguridad digital, centrando sus esfuerzos en hacer estos conceptos accesibles para el público general y no solo para expertos en tecnología.
Un aspecto crucial abordado por Vidal fue su experiencia al escribir sobre Venezuela desde el extranjero. La escritora señaló las dificultades que vive la diáspora venezolana y comentó sobre el fenómeno que denominó “Venezuelansplaining”, donde su voz es acallada en foros internacionales por personas externas a la situación. A pesar de estos obstáculos, ha encontrado maneras de fomentar conversaciones sobre la crisis y promover narrativas más complejas sobre su país de origen.
Vidal enfatizó la necesidad de proteger el entorno digital mediante normativas y regulaciones dinámicas que evolucionen con el tiempo, reconociendo que los espacios de expresión son inherentemente caóticos y complejos. Además, manifestó su escepticismo hacia ciertas legislaciones de la Unión Europea, criticando la imposición de un modelo occidental en contextos culturales distintos. Para ella, el diálogo global y el aprendizaje entre distintos contextos son esenciales para la defensa de los derechos humanos.
Finalmente, expresó su orgullo por la comunidad venezolana y destacó a Valentina Aguana, una joven activista en derechos digitales, como una fuente de inspiración. La entrevista culminó con un llamado a seguir promoviendo la colaboración regional en defensa de los derechos, superando fronteras nacionales y limitaciones contextuales.








