El Gobierno de Corea del Norte ha intensificado el uso de la pena de muerte en la última década, aplicándola incluso por consumir o propagar información extranjera. Un informe de la ONU denuncia que el régimen de Kim Jong-un ha institucionalizado los trabajos forzados, aumentando su aislamiento internacional. Desde 2015, se ha observado un aumento en el control y vigilancia de la población, resultando en ejecuciones públicas y restricciones severas en las libertades individuales. A pesar de tocar temas como inseguridad alimentaria y corrupción gubernamental, el informe menciona algunas mejoras legales aisladas. Además, el estudio destaca el firme aislamiento del país y la estrecha relación con Moscú, intensificada tras acuerdos de defensa mutua.
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