Desde que la normativa europea regula la producción ecológica, España, líder en este ámbito, ha comenzado a aplicar estándares similares a sus espacios verdes. El Comité Andaluz de Agricultura Ecológica (CAAE) ha extendido su certificación a parques y jardines, requiriendo prácticas como el uso de especies autóctonas y el control natural de plagas para promover la sostenibilidad. Ejemplos destacados incluyen el Parque del Alamillo en Sevilla y el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, donde se priorizan métodos ecológicos y se fomenta la biodiversidad. La iniciativa busca no solo reducir el uso de químicos, sino también adaptar el manejo de estos espacios a la demanda turística sostenible y establecer un modelo para otras ciudades europeas, evitando el ecopostureo mediante rigurosas auditorías externas.
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