En un contexto de creciente tensión, Estados Unidos se prepara para intensificar sus operaciones en torno a Venezuela, bajo el gobierno de Donald Trump, quien busca derrocar a Nicolás Maduro, designado como líder del Cartel de los Soles, acusado de tráfico de drogas. El gigante norteamericano ha desplegado una significativa presencia militar en el Caribe, incluido el portaaviones USS Gerald Ford, en lo que se considera el mayor despliegue desde la crisis de los misiles de 1962. Aunque Washington justifica su accionar como parte de una lucha antidrogas, el posicionamiento estratégico de su flota sugiere intenciones más centradas en ejercer presión sobre el régimen venezolano. La Administración Federal de Aviación ha advertido de peligros al sobrevolar Venezuela, provocando cancelaciones de vuelos por parte de varias aerolíneas internacionales. Mientras tanto, Maduro se atrinchera, declarando la designación de su supuesta organización como terrorista como una «ridícula patraña», mientras intenta mantener una apariencia de normalidad en el país.
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