La arquitectura se origina en la casa, un refugio esencial que históricamente ha protegido a la humanidad. A pesar de avances como los rascacielos y las estaciones espaciales, la casa sigue siendo el ancla del ser humano. Sin embargo, este símbolo de seguridad se convirtió en trampa mortal durante la dana de 2024, cuando 68 personas murieron en las plantas bajas de sus hogares en l’Horta Sud. La tragedia subraya la vulnerabilidad de estas estructuras que, bajo circunstancias extremas, pueden volverse un peligro para sus habitantes. Este relato busca humanizar las cifras, recordando los momentos cotidianos de las víctimas cuyas vidas se apagaron en su propio refugio.
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