Cuba enfrenta la crisis energética más grave de su historia, con apagones masivos que han paralizado servicios no esenciales y agravado la escasez de alimentos, mientras 11 millones de habitantes dependen de ocho centrales obsoletas sin mantenimiento adecuado. Expertos como Jorge Piñón y Sebastián Arcos Cazabón destacan la mala gestión estatal y la falta de inversiones necesarias, culpando a un régimen incapaz de manejar la infraestructura económica del país, que sigue enlazado a un modelo socialista fallido. Las protestas ciudadanas son mínimas, debido al miedo a la represión, y el país ve un éxodo masivo, producto de una crisis económica y demográfica que parece irresoluble bajo el actual gobierno.
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