El plan propuesto por Alfonso Rueda, que busca que las empresas de energía eólica destinen el 50% de su producción a compañías gallegas, ha generado controversia al fragmentar el mercado energético y contravenir las directrices desarrolladas por Mario Draghi. Esta medida, según críticos, podría dificultar la integración del mercado energético y el desarrollo de un sistema unificado, chocando con los esfuerzos europeos por una mayor cooperación y eficiencia en el suministro y distribución de energía renovable.
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