El mochuelo común, antaño considerado un enemigo, ha pasado a ser un símbolo de conservación. Históricamente abundante en Suiza, sus poblaciones disminuyeron drásticamente debido a la intensificación agrícola y creencias erróneas sobre su dieta, lo que llevó a persecuciones injustificadas. Desde los años 80, esfuerzos de conservación como la plantación de árboles, instalación de cajas nido y prácticas agrícolas sostenibles han incentivado su recuperación, aunque las cifras aún son insuficientes. En España, la especie está clasificada como «Casi amenazada» debido a la disminución del 50% de su población entre 1998 y 2018, afectada por la pérdida de hábitats y atropellos. La situación del mochuelo común subraya la importancia de la cooperación y el respeto por la biodiversidad para asegurar su supervivencia.
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