Declaración Global de Salud Respalda por Líderes Internacionales a Pesar de la Oposición de EE.UU. y Argentina

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Silvia Pastor

En una movida sin precedentes, líderes globales han adoptado una declaración política histórica durante la Asamblea General de la ONU, con el objetivo de abordar de manera integral las crisis sanitarias relacionadas con las enfermedades no transmisibles y la salud mental. Esta iniciativa, pionera en su enfoque conjunto, marca el establecimiento de un nuevo alcance en la respuesta global de salud pública, tratando de enfrentar los desafíos que se han intensificado en la era post-COVID-19.

La declaración, bautizada como «Equidad e integración: transformar vidas y medios de subsistencia mediante el liderazgo y las medidas en materia de enfermedades no transmisibles y la promoción de la salud mental y el bienestar», fija ambiciosas metas para el año 2030. Entre los objetivos destacan la reducción de 150 millones de consumidores de tabaco, el incremento de la cantidad de personas con hipertensión controlada también en 150 millones, y asegurar el acceso a atención de salud mental a otros 150 millones de individuos. Para alcanzar estos objetivos, se espera que al menos el 80% de los países implementen políticas, legislaciones y medidas fiscales adecuadas. Además, se busca garantizar que una proporción similar de los centros de atención primaria cuente con medicamentos y tecnologías esenciales asequibles.

Las estadísticas son claras y alarmantes: las enfermedades no transmisibles, como el cáncer, las cardiopatías, y la diabetes, provocan alrededor de 18 millones de muertes prematuras cada año. Al mismo tiempo, más de mil millones de personas alrededor del mundo enfrentan trastornos de salud mental. Estos problemas de salud pública comparten factores de riesgo evitables, entre los que se incluyen hábitos alimenticios inadecuados, el consumo de tabaco y alcohol, y la contaminación del aire.

El director general de la Organización Mundial de la Salud, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, subrayó la importancia de estas metas, afirmando que reflejan un compromiso renovado de los Estados Miembros para salvaguardar la salud de sus ciudadanos. «Juntos podemos cambiar la trayectoria de las enfermedades no transmisibles y la salud mental», aseguró.

La declaración aborda también temas emergentes en el ámbito de la salud, como la salud oral, los cánceres infantiles, y los daños digitales, mientras hace hincapié en la importancia de un financiamiento adecuado y sostenible, especialmente en un contexto económico global incierto. Asimismo, se resalta la necesidad de considerar estos temas como puntos fundamentales para el desarrollo sostenible y la justicia social, instando a toda la sociedad a colaborar.

Se ha anunciado que el Secretario General de la ONU presentará un informe sobre el avance hacia estas ambiciosas metas antes de la próxima Reunión de Alto Nivel. La Organización Mundial de la Salud, junto con otras agencias de la ONU, se compromete a asistir a los Estados Miembros en la implementación de estos compromisos, asegurando su rendición de cuentas hasta 2030 y más allá.

No obstante, no todos los países se han sumado a esta iniciativa. Estados Unidos manifestó su desacuerdo en varios aspectos clave relacionados con los derechos a la salud sexual y reproductiva, así como las disparidades enfrentadas por las mujeres en el contexto de las enfermedades no transmisibles. Argentina también votó en contra, revelando una división internacional en cuanto a la estrategia que debe adoptarse para enfrentar estos cruciales desafíos de salud pública.

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