Albino, un albañil con dos décadas de experiencia, seis de ellas en España, comparte las duras realidades de su oficio: largas jornadas, esfuerzo físico excesivo y una remuneración que, aunque superior a la de su natal Bolivia, sigue siendo insuficiente. En su actual país de residencia, gana 1.300 euros al mes, un monto significativamente mayor que los 400 euros en Bolivia. En un video de YouTube, él y otros albañiles hablan de mover diariamente entre 50 y 100 sacos de 25 kg, una labor que deja sus cuerpos maltrechos. También enfatizan los riesgos asociados con el trabajo, que puede ser peligroso sin las precauciones adecuadas. A pesar de que los salarios para peones oscilan entre 900 y 1.000 euros, y para encargados entre 1.600 y 1.800 euros, consideran que no se compensa el esfuerzo. Además, lamentan la falta de interés de los jóvenes por el oficio y enfrentan problemas como el aumento de costos de materiales y retrasos burocráticos.
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