El rápido ascenso de la ultraderecha en América Latina, con líderes como Javier Milei en Argentina y Jair Bolsonaro en Brasil, contrasta con el crecimiento más gradual en Europa, donde esta tendencia no ha alcanzado suficiente peso electoral para gobernar sola. En Chile, José Antonio Kast podría consolidar esta corriente si gana la segunda vuelta presidencial. Sin embargo, tanto en América Latina como en Europa, la desaprobación hacia estos líderes es elevada, con alrededor del 30% de apoyo en el Cono Sur. Este fenómeno se explica en parte por los sistemas electorales que, en una segunda vuelta, llevan a los votantes a elegir al «mal menor». Estudios revelan que quienes apoyan a la ultraderecha son conservadores y favorables al libre mercado, mientras que el rechazo proviene de segmentos diversos que valoran la democracia y se oponen a la tenencia de armas. Enfrentar el avance de la ultraderecha requiere construir alianzas amplias y pactos políticos que unan a los defensores de la democracia.
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