El Gobierno de España enfrenta un desafío fiscal significativo a medida que se acerca el fin de año, intentando aprobar un nuevo impuesto energético tras su reciente revés en el Congreso, aunque enfrenta oposición interna y la suma de votos necesaria parece inalcanzable. Este impuesto, diseñado para gravar los beneficios extraordinarios de las energéticas, ha suscitado enfrentamientos políticos entre fuerzas que respaldaron la investidura de Pedro Sánchez. Además, el Gobierno debe lidiar con la subida fiscal del diésel, requerida por Bruselas para desbloquear fondos europeos, y con problemas técnicos en el impuesto a la banca. Mientras intenta mantener el equilibrio, enfrenta una dificultad creciente en alinear a sus socios de izquierda y derecha, esencial para aprobar sus medidas fiscales cruciales antes del inicio de 2025.
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