Un petrolero ruso se partió en dos y otro sufrió considerables daños en el estrecho de Kerch, cerca de Crimea, debido a una tormenta. El accidente dejó un marino fallecido y plantea riesgos ambientales significativos por el posible derrame de miles de toneladas de fueloil. El Volgoneft 212, construido en 1969, sufrió la peor parte del siniestro, fragmentándose a ocho kilómetros de la costa con 4.300 toneladas de carga. Las condiciones meteorológicas adversas y la antigüedad de los barcos, adaptados para el mar pese a su diseño original para aguas interiores, han sido señaladas como factores determinantes. Greenpeace ha advertido que la situación puede derivar en uno de los mayores desastres ecológicos en el Mar Negro. Mientras tanto, las autoridades han creado un centro operativo para gestionar la crisis, en el contexto de las restricciones impuestas por Occidente a las exportaciones rusas de crudo que han llevado a Moscú a depender de embarcaciones antiguas y precaristas registradas en países offshore.
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