Sevilla, con su vasto casco antiguo, es un mosaico de legados históricos que van desde los Tartessos hasta los cristianos. Monumentos como el Templo Romano de la calle Mármoles y el Antiquarium, con restos desde el siglo II a.C., narran su pasado romano. Los Caños de Carmona y la Giralda, vestigios de la ocupación musulmana, junto con iglesias como Santa Ana y Omnium Sanctorum, reflejan la dualidad cultural de la ciudad tras la Reconquista. Este patrimonio arquitectónico convierte a Sevilla en un testimonio vivo de la historia europea.
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