El bicarbonato de sodio se ha convertido en un aliado indispensable para la limpieza del hogar, especialmente en la cocina, donde los residuos y malos olores son comunes. Este producto natural, económico y versátil, no solo es esencial para la repostería, sino que también puede transformar el mantenimiento de uno de los espacios más importantes del hogar.
Su eficacia como limpiador radica en su naturaleza alcalina, que neutraliza ácidos, permitiendo eliminar manchas y suciedad en diversas superficies. Para limpiar encimeras, basta con espolvorear bicarbonato, añadir un poco de agua para formar una pasta y frotar suavemente. Al enjuagar con un paño húmedo, la superficie queda impecable.
El bicarbonato también es efectivo contra los malos olores. Un recipiente con bicarbonato en el refrigerador absorbe los aromas desagradables. Para esponjas de cocina, sumergirlas en agua con bicarbonato elimina olores y las desinfecta.
En la limpieza del horno, el bicarbonato destaca por su versatilidad. Al espolvorearlo y humedecerlo en el fondo del horno, crea una pasta que, tras reposar durante la noche, facilita la eliminación de grasa y residuos al día siguiente, sin necesidad de productos químicos agresivos.
Otra aplicación ingeniosa es en el destape de desagües obstruidos, combinándolo con vinagre. La reacción efervescente de ambos descompone las acumulaciones que causan bloqueos.
El uso regular del bicarbonato de sodio no solo mejora la limpieza, sino que transforma la cocina en un espacio más saludable. Su capacidad para limpiar y desodorizar promueve un estilo de vida más sustentable. Tener bicarbonato de sodio en la despensa es una decisión inteligente para mantener la cocina impecable y libre de olores.
