La crisis en Venezuela ha intensificado el debate sobre la intervención internacional, con Estados Unidos enviando una flota militar al Caribe, presuntamente para combatir el narcotráfico, lo que genera opiniones divididas: algunos lo ven como una intervención necesaria para restaurar el orden constitucional, mientras otros lo perciben como una amenaza a la soberanía. El contexto está marcado por la desinformación, alimentada por intereses vinculados al régimen chavista. Este dilema no es nuevo en América Latina, donde históricamente los pueblos han buscado ayuda externa para enfrentar dictaduras. La oposición venezolana enfrenta críticas por solicitar apoyo internacional, pero lo hace apelando a un derecho legítimo, similar al de otras naciones que lucharon por la democracia. Se aboga por una respuesta internacional coherente y sin doble moral en la defensa de los derechos humanos, más allá de las ideologías políticas.
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