Un ciudadano español de 41 años ha sido arrestado, a pesar de no tener antecedentes penales ni vínculos conocidos con grupos extremistas. La falta de conexión con movimientos ultras hace que su detención sea especialmente notable, ya que las autoridades usualmente focalizan sus investigaciones en individuos con tales afiliaciones. El caso genera interrogantes respecto a los motivos detrás de la aprehensión y subraya la precaución en procedimientos de seguridad, en un contexto donde la vigilancia sobre posibles amenazas se mantiene alta.
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