El reciente debate de política general en Cataluña, encabezado por Salvador Illa, ha puesto de manifiesto las tensiones internas que persisten desde el proceso independentista. Según las intervenciones, como la de Albert Batet de Junts, las motivaciones detrás del procés parecen más psicológicas que políticas, reflejando crisis internas del partido, como desacuerdos con Jordi Pujol y la necesidad de cubrir escándalos de corrupción. Junts, ahora en la oposición, acusa a Illa de centralizar el poder mientras rememora su anterior dominio político. La crítica se centra en la pérdida de liderazgo, reclamando un gobierno que priorice realmente a los catalanes. Este panorama destaca los problemas de liderazgo y el sentimiento de despecho dentro de las filas de Junts, que ahora buscan ser reconocidos y relevados políticamente.
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