El Estado de Florida enfrenta la devastación tras el paso del huracán Milton, que tocó tierra debilitado a categoría 1 pero dejó a su paso una estela de destrucción. A pesar de la rebaja en su intensidad, Milton causó la muerte de al menos dos personas y provocó cortes de energía para más de 2,9 millones. Con vientos de hasta 193 km/h, el ciclón generó marejadas de hasta cuatro metros en áreas como Sarasota, donde daños significativos son esperados tierra adentro. Las evacuaciones masivas llevaron a siete millones a dejar sus hogares, mientras que la movilización de emergencia, coordinada por el gobernador Ron DeSantis, involucró a miles de efectivos y recursos de todo el país. Aunque el riesgo de marejadas ciclónicas en Tampa se evitó en última instancia, la amenaza de inundaciones graves persiste en toda la región, alimentando el temor de que Milton resulte en pérdidas económicas sin precedentes. La experiencia reciente con el letal huracán Helene ha dejado profundas cicatrices, impulsando la obediencia a las evacuaciones. A medida que el huracán se dirige hacia el Atlántico, las secuelas han dejado comprometidas infraestructuras esenciales como el sistema de alcantarillado, con previsiones de recuperación prolongada.
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