Los intensos vientos en el sur de California han intensificado la propagación de incendios forestales en la región, alcanzando ráfagas que podrían llegar a los 160 kilómetros por hora. Este fenómeno ha complicado los esfuerzos de contención de las llamas y aumentado el riesgo para áreas residenciales cercanas. Las autoridades han emitido alertas y recomendaciones de evacuación para las comunidades más afectadas, mientras los equipos de emergencia trabajan incansablemente para intentar controlar la situación. La combinación de condiciones meteorológicas desfavorables y vegetación reseca ha creado un escenario potencialmente desastroso, intensificando la preocupación entre la población local y los organismos de protección civil.
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