La borrasca Boris ha dejado un saldo de al menos 18 muertos y provocado graves inundaciones en Europa central, afectando especialmente a Rumania, Polonia, Austria y República Checa. Más de 12.000 personas han sido evacuadas y un cuarto de millón de hogares han perdido electricidad. Varios ríos desbordados han anegado pueblos, forzado evacuaciones masivas y cerrado fábricas. Las autoridades de estos países se preparan para una nueva crecida de las aguas. El canciller alemán, Olaf Scholz, ofreció ayuda a los países vecinos, mientras que Polonia ha declarado el estado de desastre natural y Austria ha movilizado recursos financieros para la recuperación. La situación es crítica, con desplazamientos y daños materiales considerables, y se espera que las lluvias continúen en la región.
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