La compañía china DJI, líder indiscutible en el mercado global de drones civiles, podría enfrentar su mayor desafío en el territorio estadounidense el 23 de diciembre de 2025. Este día marcaría el potencial impedimento para la venta de nuevos productos de DJI en Estados Unidos si no se logra un cambio en la situación. La decisión no es sorpresiva, sino que resulta de años de presión regulatoria e inquietudes sobre la seguridad nacional planteadas por el gobierno estadounidense.
DJI ha sido la opción predilecta en el mundo de los drones de consumo, conquistando sectores como el entretenimiento, la agricultura de precisión y las inspecciones industriales gracias a su tecnología avanzada y precios atractivos. Sin embargo, su origen chino ha alimentado las sospechas de las autoridades en Washington, especialmente en lo que respecta al posible acceso a datos sensibles por parte del gobierno chino, vinculación que DJI ha negado reiteradamente.
Los nuevos desafíos para DJI provienen de dos frentes clave: la Ley de Autorización de Defensa (NDAA) para el año fiscal 2025 y recientes cambios en las directrices de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC). La NDAA incluye una cláusula que requiere que una agencia de seguridad estadounidense complete una evaluación de riesgo sobre los drones de DJI antes de la fecha indicada. Si la evaluación no se finaliza a tiempo o resulta negativa, DJI será incluida en la «Covered List» de la FCC, un listado reservado para dispositivos que representan un riesgo para la seguridad nacional.
Estar en esta lista implicaría que la FCC no podría autorizar nuevos dispositivos de DJI para su venta, y podría incluso retirar productos ya presentes en el mercado. Esto podría limitar drásticamente la comercialización de drones nuevos y existentes en Estados Unidos, afectando no solo a DJI, sino también al extenso ecosistema construido a su alrededor.
Para los actuales propietarios de drones DJI en Estados Unidos, de momento, no habrá cambios en su capacidad para volar sus equipos. No obstante, hay preocupaciones a medio plazo relacionadas con actualizaciones de software, disponibilidad de repuestos y la compatibilidad futura con regulaciones que podrían agregar una capa de incertidumbre para los usuarios.
La posible prohibición no solo afectaría a DJI; también repercutiría severamente en sectores que dependen de estos drones, como las productoras audiovisuales, empresas agrícolas y cuerpos de seguridad. Aunque existen alternativas de fabricantes estadounidenses y europeos, estas no siempre ofrecen la misma diversidad de productos o precios que DJI, especialmente en el segmento de consumidores avanzados.
Este caso no es un hecho aislado, sino parte de una tendencia gubernamental más amplia para reducir la dependencia de tecnología china en sectores considerados estratégicos. La FCC ahora tiene el poder de vetar dispositivos retroactivamente, un alcance que podría extenderse más allá de los drones a cámaras de seguridad y equipos de redes.
De cara al futuro, hay varias posibilidades: que la evaluación de seguridad permita a DJI continuar operando bajo condiciones específicas, que el fabricante pase a la Covered List, o que futuros cambios políticos puedan reabrir el debate sobre la prohibición de tecnológicas extranjeras. Mientras tanto, el tiempo apremia para DJI y beneficia a los defensores de una línea estricta contra la tecnología china.
Los consumidores y profesionales en Estados Unidos se encuentran en una encrucijada: deben decidir si adquieren equipos ahora o esperan a que el panorama regulatorio se aclare, conscientes de los posibles riesgos y limitaciones futuras en soporte y disponibilidad de productos.
Más allá de las fronteras estadounidenses, este movimiento será observado con atención, estableciendo un precedente sobre cómo se manejarán otros fabricantes de hardware en un contexto donde la seguridad y la geopolítica pesan cada vez más en las decisiones de compra.








