Uno de los temas que más inquietan a los padres y madres en la actualidad es la educación sobre el uso adecuado de las pantallas por parte de sus hijos. Cada vez es más habitual ver a niños pequeños con un móvil en la mano, lo que, según varios expertos, puede acarrear serias consecuencias si no se gestiona adecuadamente.
No se trata de demonizar la tecnología ni de ignorar los beneficios que los dispositivos electrónicos pueden ofrecer a los más jóvenes, como el acceso a la información o la capacidad de conectarse con otros. Sin embargo, el uso inadecuado y excesivo de estos dispositivos presenta una serie de inconvenientes que no pueden pasarse por alto.
Riesgos asociados al uso excesivo de pantallas
Entre los problemas más comunes asociados al uso descontrolado de dispositivos digitales en niños y adolescentes se encuentran la ansiedad, los trastornos alimenticios y una autoestima frágil, basada en comparaciones con otros usuarios de redes sociales. Además, una de las principales preocupaciones de los especialistas es la adicción que el uso prolongado de estas tecnologías puede generar en los menores.
Los jóvenes que pasan horas frente a una pantalla, especialmente en redes sociales, se ven expuestos a una constante comparación con imágenes idealizadas, lo que afecta su percepción de sí mismos. Esto, junto con la exposición a contenidos inadecuados o a situaciones de ciberacoso, aumenta el riesgo de desarrollar problemas emocionales y psicológicos.
La intervención educativa: Un paso fundamental
Para abordar este creciente desafío, los expertos coinciden en que la educación es clave, y que el primer paso debe darse en la escuela. Una de las medidas sugeridas es eliminar el uso de móviles en espacios de socialización, como el patio del recreo, y reducir el empleo de pantallas en la enseñanza durante la educación primaria.
Además, se recomienda retrasar la entrega de un móvil a los niños hasta que cumplan los 12 años o incluso los 16 años, dependiendo de su madurez. Es fundamental diferenciar entre el simple acceso a un móvil y el uso de redes sociales, ya que ambos implican distintos niveles de responsabilidad y exposición. El control del acceso a estas plataformas debe basarse en la madurez del menor y su capacidad para gestionar los contenidos de manera saludable.
El rol de los padres en la gestión del uso de la tecnología
Aunque la presión social puede hacer que muchos padres sientan la necesidad de dar un móvil a sus hijos a una edad temprana, los especialistas insisten en que los niños no necesitan realmente un móvil, y mucho menos el acceso a las redes sociales. La responsabilidad de los padres en este sentido es crucial para guiar a sus hijos en el uso adecuado de las nuevas tecnologías.
Establecer límites claros y fomentar actividades que no estén vinculadas a una pantalla es fundamental. Fomentar actividades al aire libre, el deporte, la lectura y las interacciones cara a cara son excelentes formas de equilibrar el tiempo que los niños pasan con la tecnología.
Encontrar un equilibrio
En un mundo cada vez más digitalizado, el reto de encontrar un equilibrio entre la tecnología y la vida real es clave para el bienestar de las nuevas generaciones. Las pantallas no son en sí mismas el problema, sino el uso que se les da y la falta de regulación adecuada. Guiar a los niños hacia un uso consciente y saludable de la tecnología permitirá que puedan beneficiarse de ella sin sufrir sus efectos negativos.
El mensaje es claro: la tecnología puede ser una gran aliada si se utiliza correctamente, pero la responsabilidad de enseñar a los niños ese uso adecuado recae sobre los adultos. La clave está en mantener la tecnología como una herramienta, y no como un sustituto de la vida real.