En un contexto de aparente cambio en la política exterior de Estados Unidos, los líderes de la administración de Donald Trump han dejado en claro, durante su gira en Europa, la redefinición del compromiso estadounidense con el continente. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, advirtió en Varsovia sobre la posible reducción de tropas en Europa, mientras que el vicepresidente JD Vance sugirió que la mayor amenaza para Europa es interna, aludiendo a las restricciones políticas al partido ultraderechista AfD en Alemania. Esta situación ha generado incertidumbre sobre las garantías de seguridad europeas y la potencial inclusión de la arquitectura de seguridad europea en las negociaciones de paz con Rusia. Vance también abogó por la eliminación de los cordones sanitarios contra partidos de extrema derecha, argumentando que fortalecen las amenazas a la democracia interna. Por su parte, el ministro de Defensa alemán criticó duramente esta postura, señalando que compararla con situaciones en Estados autoritarios es inaceptable. En medio de todas estas declaraciones, la retórica migratoria y de defensa ha sido un eje central, mientras los europeos sienten la presión de aumentar su presupuesto de defensa y considerar seriamente sus posturas políticas internas.
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