Durante el juicio, el debate central se centró en si el acusado obtuvo realmente el consentimiento de las víctimas, quienes previamente habían mostrado tendencias suicidas en redes sociales. La acusación y la defensa presentaron sus argumentos en torno a este complejo tema, buscando determinar la responsabilidad y la ética en las interacciones digitales del acusado con las personas vulnerables involucradas.
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