La percepción de la inteligencia artificial (IA) está dejando de ser una cuestión de futuro para convertirse en una realidad tangible que promete impactar significativamente en la vida cotidiana y laboral en los próximos años. Según una encuesta de Entelgy, The Business Tech Consultancy, el 78% de los encuestados cree que la IA tendrá un gran impacto en nuestras vidas en los próximos cinco años.
Esta visión optimista surge en un contexto donde la IA ocupa un lugar central en debates sociales, regulatorios y empresariales. Es particularmente notable el entusiasmo entre los jóvenes de 18 a 29 años, ya que el 84% de ellos está convencido de su impacto transformador.
Entelgy ha identificado áreas clave donde se espera un notable impacto de la IA a corto plazo, entre ellas el entretenimiento, la educación y la atención al cliente.
En el sector del entretenimiento, se espera que la IA transforme la manera en que se consumen contenidos digitales. El 58% de los españoles confía en que esta tecnología redefinirá el cine, la música y los videojuegos, permitiendo personalizar experiencias y mejorar la interacción.
En el ámbito educativo, un 34% de los encuestados cree que la IA dará lugar a nuevas metodologías de aprendizaje. Destacan su capacidad para personalizar la enseñanza y facilitar el acceso a recursos digitales, reduciendo así barreras geográficas y económicas.
En cuanto a la atención al cliente, casi la mitad de los encuestados ve en la inteligencia artificial una oportunidad para ofrecer servicios más ágiles y personalizados. La automatización de respuestas y el análisis predictivo son herramientas que prometen mejorar la relación entre consumidores y empresas, aumentando la satisfacción y fidelidad de los clientes.
Pese a las ventajas que la IA puede ofrecer en estos sectores, es crucial no olvidar el papel fundamental del factor humano. La creatividad, la empatía y la capacidad de generar vínculos emocionales son cualidades inherentes a las personas que ninguna máquina puede replicar completamente.
Desde Entelgy señalan: “Nuestros datos muestran que la sociedad está preparada para la transformación que traerá la inteligencia artificial. El reto ahora está en cómo lograr que ese impacto sea positivo, ético y sostenible, algo que requiere regulación clara, formación continua y un compromiso firme de las organizaciones”.