En medio de una Belén marcada por la tensión del conflicto palestino-israelí y la división impuesta por el muro, un grupo de monjas latinoamericanas de la congregación del Verbo Encarnado sigue dedicando su vida a los más vulnerables. Encabezadas por María del Cielo, superiora argentina, atienden un centro de acogida para menores discapacitados en Cisjordania. A pesar de vivir en un entorno cada vez más hostil y con voluntarios que han dejado de visitarlos tras el 7 de octubre del año pasado, estas religiosas resisten la violencia diaria para ofrecer cuidado y esperanza. En Gaza, su labor se extiende con religiosas y sacerdotes que permanecen a pesar del riesgo. Esta vocación sólida, dice Cielo, se basa en un compromiso personal y espiritual que no podría ser igual si se desarrollara desde la seguridad de otros lugares. La hermana expresa que el dolor comunitario impulsa a muchos, de ambos lados del conflicto, a rezar por un final pacífico, sosteniendo que la justicia divina será el camino hacia la paz.
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