El abono es esencial para la salud y crecimiento de las plantas, restaurando la fertilidad del suelo al suministrar minerales y nutrientes absorbidos por las plantas, como el nitrógeno, fósforo y potasio, además de calcio, magnesio e hierro, indispensables para la fotosíntesis. Los abonos caseros, como los de clorofila obtenida de hojas verdes, ceniza de chimenea, vinagre, humus de lombriz, granos de arroz, mondas de patata, pieles de plátano, cerveza sin alcohol, lentejas y pieles de cebolla, son opciones naturales que mejoran la estructura del suelo, promueven actividad microbiana y fortalecen las plantas, evitando los efectos negativos de los fertilizantes sintéticos.
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