Durante la Segunda Guerra Mundial, ciertos buques fueron superados debido a su vulnerabilidad y lentitud, características que los llevaron a su eventual retiro del servicio. A pesar de haber sido efectivos en su momento, los avances tecnológicos y las exigencias bélicas de la época evidenciaron sus limitaciones, propiciando su reemplazo por embarcaciones más eficientes y modernas que pudieron adaptarse mejor a las estrategias militares del conflicto. En la actualidad, estos buques ya no forman parte de las fuerzas navales activas.
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