El Bisbita Campestre: El Viajero Discreto de Nuestros Campos Abiertos

Cuando septiembre comienza a dorar los campos malagueños, una pequeña ave comienza silenciosamente a aumentar su presencia en nuestras tierras. Se trata del bisbita campestre (Anthus campestris), un pájaro que, pese a su aspecto modesto y a menudo pasar desapercibido, es un protagonista indispensable de los paisajes abiertos de la provincia.

### Discreción con encanto

A simple vista, el bisbita campestre puede parecer ‘uno más’ entre los pequeños pájaros de tonos terrosos que revolotean por nuestros llanos. De cuerpo alargado, patas largas y plumaje pardo grisáceo, su verdadera belleza reside en la sutileza de sus detalles: un fino listado en el pecho, una ceja clara que destaca en su rostro curioso y un comportamiento tímido pero inquieto que lo delata en cuanto uno se detiene a observar.

Suele detectarse al caminar por cultivos cerealistas, pastizales o zonas esteparias, donde se levanta a pocos metros del paseante emitiendo su característico reclamo, un breve ‘Ssilp’, mientras realiza un vuelo bajo y ondulante antes de volver a posarse discretamente entre los terrones del suelo.

### Biología y Ecología

El bisbita campestre es una especie típicamente terrestre. A diferencia de otros congéneres más arborícolas, pasa la mayor parte del tiempo en el suelo, caminando o corriendo entre la vegetación rala en busca de alimento. Su dieta consiste principalmente en insectos y otros pequeños invertebrados, aunque también puede consumir semillas, especialmente fuera de la temporada reproductiva.

Nidifica directamente en el suelo, en cavidades someras escondidas entre matas o bajo pequeños arbustos, donde pone normalmente entre 4 y 6 huevos. Su comportamiento críptico y su plumaje mimético están perfectamente adaptados a este estilo de vida discreto y pegado al terreno.

### Septiembre, mes de paso

El mes de septiembre marca uno de los mejores momentos para observar a este bisbita en nuestra provincia. Tras la reproducción, el bisbita campestre inicia su migración hacia el sur. Málaga se convierte así en un área de paso, descanso y alimentación para muchos de estos viajeros alados, que continuarán camino hacia el África subsahariana, donde pasarán el invierno.

Este paso migratorio no se da de forma masiva ni ruidosa, sino en pequeñas agrupaciones o individuos solitarios, que se detienen brevemente en nuestros campos para reponer fuerzas. Zonas propicias para actuar como paradas de avituallamiento de la especie en nuestra provincia van desde ambudos migratorios en las montañas, como es el caso del Puerto de Encinas Borrachas, hasta llanuras agrícolas bajas como las que encontramos en el Valle del Guadalhorce o en la campiña de Navahermosa, en Sierra de Yeguas.

### Un reproductor variopinto

Sin embargo, en nuestra provincia, el bisbita campestre no es un mero transeúnte. En Málaga, el bisbita campestre presenta una modesta población reproductora en diversas áreas. Por un lado, lo encontramos en zonas abiertas de montaña, desde praderas con arbustos dispersos hasta zonas más yermas con gran presencia de roca expuesta. Este tipo de ambientes son los que usa esta especie en el Parque Nacional Sierra de las Nieves, o en el Parque Natural de las Sierras Tejeda, Almijara y Alhama.

Por otro lado, lo encontramos en un ambiente quizá más inesperado en estas latitudes meridionales cuando lo comparamos con sus preferencias por la montaña. Es el caso de las llanuras bajas en el oeste de la provincia, especialmente la población reproductora que encontramos en el municipio de Casares como extensión del Estrecho de Gibraltar en nuestra provincia.

### Una especie que premia la observación atenta

Observar al bisbita campestre requiere paciencia. No destaca por colores brillantes ni por cantos melodiosos, pero quienes se detienen a recorrer los campos abiertos con prismáticos y oído atento pueden disfrutar de su canto monótono y delicado, emitido en vuelo —un ‘tsi’luip’ repetido y suave—, y de sus comportamientos discretos pero fascinantes.

Más allá de su papel como migrante o reproductor local, el bisbita campestre representa un buen ejemplo de cómo especies aparentemente comunes pueden ofrecer claves valiosas sobre la salud de nuestros hábitats abiertos y sobre las conexiones ecológicas entre Europa y África.

Fuente: Diputación de Málaga.

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