El calentamiento global está afectando no solo a la atmósfera y los océanos, sino también al suelo terrestre, una parte crucial pero a menudo descuidada del sistema climático. Un estudio publicado en Science Advances revela que el calor acumulado en la corteza terrestre ha aumentado significativamente desde 1960, reflejando un incremento de entre 16 y 21 zettajulios. Este fenómeno, impulsado por la radiación solar atrapada debido a la emisión de gases de efecto invernadero, tiene varias consecuencias. Por ejemplo, el deshielo del permafrost en el hemisferio norte podría liberar grandes cantidades de carbono, exacerbando el cambio climático. Además, el calentamiento del suelo intensifica las olas de calor y contribuye a la aridización global, con impactos negativos en la biodiversidad subsuperficial. Los investigadores destacan la importancia de comprender mejor el papel del suelo en el equilibrio energético del planeta, dados sus efectos duraderos y profundos en el clima.
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