El crecimiento de Abascal y su partido político está generando preocupación en el Gobierno, que a pesar de considerar ventajoso tener una oposición fuerte liderada por él, teme que su ascenso pueda desestabilizar el panorama político actual. La presencia creciente de Abascal está encendiendo alarmas, ya que su influencia podría afectar la estrategia gubernamental y el equilibrio de poderes. En este contexto, el Gobierno enfrenta el desafío de gestionar la aparición de un rival que, mientras aporta cierta estabilidad al ser un adversario bien definido, también representa una amenaza potencial debido a su creciente popularidad.
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