La muerte del papa Francisco a los 88 años ha suscitado interrogantes sobre su sepultura, que se llevará a cabo en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, un sitio de profundo significado histórico y espiritual para él. La elección del pontífice de este lugar, en lugar de la tradicional Basílica de San Pedro, refleja su devoción hacia la Virgen María y a la imagen de la Salus Populi Romani. Con más de mil años de antigüedad, esta basílica ha sido centro de reverencia mariana, y Francisco, en su última voluntad, pidió un entierro humilde en un compartimento de la nave lateral, destacando su conexión personal con el lugar.
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