El Consell de la Comunitat Valenciana busca extender la operación de la central nuclear de Cofrentes más allá de 2030, a pesar de que el plan estatal fija ese año como el límite. Cofrentes provee el 45% de la energía consumida en la región y su cierre implicaría costos energéticos mayores, ya que las energías renovables no están preparadas para suplir su capacidad. La oposición ha criticado la iniciativa como una distracción del escándalo de Eduardo Zaplana y advierte del riesgo de un incidente similar al de Fukushima. A pesar de que la propuesta podría ser viable, se denuncian posturas extremas ante la falta de consenso, reflejo de la polarización actual en temas como energía, migración y vivienda. La ausencia de acuerdos se ve como una tendencia que alimenta la división en lugar de buscar soluciones compartidas.
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