La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) se perfila como un problema de salud significativo, muchas veces pasado por alto pese a su alta prevalencia. Esta condición, de acuerdo con el Dr. Aitor Asensi, jefe del servicio de Neumología de Policlínica Gipuzkoa, afecta de manera directa a millones, deteriorando la calidad de vida con síntomas que incluyen fatiga, tos y una constante sensación de ahogo. La relación entre el tabaquismo y la EPOC es innegable, convirtiendo el consumo de tabaco en el principal sospechoso de esta dolencia.
A menudo subestimada o confundida al principio de su aparición, la EPOC evoluciona silenciosamente, con manifestaciones que pueden parecer parte del envejecimiento normal o atribuibles a otras patologías más benignas. El Dr. Asensi alerta sobre la importancia de reconocer los signos tempranos, especialmente en personas con antecedentes de tabaquismo. La aparición de falta de aire, el cansancio al realizar tareas cotidianas, una tos persistente o el aumento inusual de flemas deberían ser señales para buscar asesoría médica.
La lucha contra la EPOC inicia y en muchos casos termina con el abandono del tabaco. «Dejar de fumar es la medida más importante para frenar la evolución de la EPOC», asegura el Dr. Asensi. Subraya que aquellos que optan por detener el consumo de cigarrillos tienen una probabilidad mucho menor de sufrir un deterioro acelerado de sus capacidades respiratorias. Además, promover un estilo de vida activo, junto con la rehabilitación respiratoria, se constituye en un pilar para el manejo efectivo de la enfermedad. Estos enfoques no sólo ayudan a mejorar la función muscular respiratoria, sino que también mitigan de forma significativa los síntomas asociados.
Un diagnóstico precoz puede cambiar el rumbo de la batalla contra la EPOC. El Dr. Asensi destaca que detectarla a tiempo permite la implementación de intervenciones que pueden prevenir un daño pulmonar irreversible. Sin tratamiento, los pacientes enfrentan un riesgo elevado de complicaciones adicionales y una disminución notable en su calidad de vida. La conciencia sobre la enfermedad, más que generar miedo, debe inspirar acción, intervención pronta y un compromiso hacia el bienestar a largo plazo.
Para los pacientes ya diagnosticados y sus familiares, el mensaje es claro: con un manejo adecuado, la EPOC se convierte en un desafío que no debe intimidar. Así lo menciona el Dr. Asensi, quien destaca que pese a su impacto, la enfermedad puede ser gestionada. Así que mientras se eviten precipitantes como el tabaco y la inactividad, es posible mantener una calidad de vida aceptable.
