A tres kilómetros de Castrojeriz, en Burgos, se encuentran las ruinas del Convento de San Antón, un monumento medieval que fue crucial para los peregrinos del Camino de Santiago. Fundado en el siglo XV por la orden de los Antonianos, el convento trató a los enfermos del «fuego de San Antón», una enfermedad resultante del hongo del cornezuelo en el pan de centeno. Aunque hoy quedan solo los muros del ábside, el lugar sigue en funcionamiento, gestionado por Ovidio Campo. Para llegar, se recomienda viajar hasta Burgos y seguir hacia Castrojeriz por la Autovía del Camino de Santiago.
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"El Enigmático Castillo de Burgos: Faro Gótico del Camino de Santiago"