Un matrimonio lejos de ser de conveniencia unió a Conchita Ybarra Dávila y Joaquín Fernández de Córdoba Frígola, marqués de Zugasti, en una ceremonia celebrada en Sevilla a mediados del siglo XX. La boda, que contó con un cóctel dirigido por Clodoaldo Cortés, futuro referente gastronómico de la posguerra, fue el inicio de una familia distinguida pero efímera. La pareja tuvo cuatro hijos, destacándose Joaquín, actual marqués de Montalbo. La historia familiar se entrelaza con el abuelo de Conchita, Tomasón Ybarra, un fiel monárquico cuyo legado reveló el impacto de una vida marcada por tragedias personales. Con el paso del tiempo, los retratos personales de los descendientes de esta familia noble muestran los contrastes en el carácter y el camino de aquellos nacidos en la aristocracia.
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