En una jornada de intensas protestas en Londres, la policía arrestó a 365 activistas propalestinos, acumulando una de las mayores redadas en la historia del país. Los manifestantes, reunidos frente al Parlamento británico, exigían el fin de un supuesto genocidio en Gaza, con pancartas que desafiaban las recientes medidas del gobierno de Keir Starmer, el cual ha calificado a Palestine Action como organización terrorista. La decisión del gobierno, respaldada por actos de sabotaje anteriores, ha provocado críticas de distintas figuras públicas y organizaciones por ser una amenaza a la libertad de expresión y a los derechos democráticos en el Reino Unido.
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