El gobierno liderado por Keir Starmer enfrenta críticas tras anunciar un aumento en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), medida que contradice las promesas electorales realizadas por el Partido Laborista hace 16 meses. Este movimiento es visto por algunos como una traición al electorado que impulsó al partido al poder, bajo la creencia de que no se incrementarían los impuestos. La decisión ha generado un intenso debate sobre la gestión económica y el cumplimiento de los compromisos políticos por parte del gobierno actual.
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