España se enfrenta a un desafío significativo al encontrarse en el último lugar en términos de inversión dentro de un contexto internacional. Para cambiar esta situación, el país deberá reestructurar su política económica y asignar miles de millones de euros, enfocándose en la mejora de áreas clave que actualmente reciben financiación insuficiente. La necesidad de aumentar el gasto es imperativa para avanzar en competitividad y desarrollo, especialmente en sectores estratégicos que pueden impulsar el crecimiento económico a largo plazo. Esta situación plantea un reto político y económico crucial para el gobierno, que deberá presentar un plan sólido para revertir esta tendencia de inversión.
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