El multimillonario Elon Musk, dueño de X (antes Twitter), ha jugado un papel decisivo en la reelección de Donald Trump en Estados Unidos, invirtiendo al menos 119 millones de dólares en comités de apoyo al expresidente, participando en sus mítines e influyendo en la plataforma X con teorías conspirativas de derecha. La compra de X por Musk, que conllevó despidos masivos en áreas de moderación de contenido, ha transformado la red social en un espacio que amplifica narrativas conservadoras y trumpistas, destacándose en un entorno donde las redes sociales son cada vez más influyentes en cómo los ciudadanos se informan. Aunque la motivación de Musk podría incluir intereses personales en la política, su influencia plantea importantes cuestionamientos sobre el poder de las redes sobre la información pública y la democracia.
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