Desde julio, los campamentos saharauis en el desierto argelino soportan temperaturas superiores a los 45 grados, exacerbando la emergencia humanitaria y las precarias condiciones de vida de los refugiados. La Media Luna Roja saharaui reporta un aumento en los golpes de calor, especialmente entre niños, y critica la insuficiencia del agua distribuida. Ante olas de calor extremo, los saharauis ajustan sus horarios y buscan refugio en la ciudad de Tinduf para acceder a mejor electricidad y agua corriente. Las dificultades económicas complican el alquiler de viviendas, y algunos optan por viajar a Mauritania o España. Los campamentos, establecidos hace 50 años, enfrentan un deterioro continuo de la situación humanitaria para sus 173,000 residentes, según ONGs internacionales.
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