En medio de críticas mordaces y una mezcla de nostalgia y frustración, un periodista solicita acreditación para asistir a las conferencias de prensa en la Casa Blanca, bajo la administración de Donald Trump. Refiriéndose a la remodelación de la histórica oficina como la «Oficina Oral», condena la ostentación de los cambios recientes, comparando el nuevo salón de baile con el de Adolf Hitler y lamentando la demolición del ala este. Con un tono cargado de ironía, el autor expresa su deseo de confrontar las constantes falsedades y la retórica divisiva de Trump, evocando momentos célebres como el «¿Por qué no te callas?» del Rey Juan Carlos a Hugo Chávez. Asimismo, extiende su crítica al escenario mediático mexicano, sugiriendo el cierre de programas que considera dañinos para el discurso público. El texto se convierte en una súplica por un tiempo en el que las voces ensordecedoras del poder sean sustituidas, aunque sea momentáneamente, por el silencio reflexivo.
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