El cohete Starship de SpaceX, propiedad de Elon Musk, explotó por tercera vez este martes después de un despegue exitoso desde Starbase, Texas. La empresa explicó que perdió el control del cohete debido a un «desmontaje rápido no programado». Aunque se celebró el despegue, la decepción llegó media hora después cuando el Starship acabó destruyéndose en el espacio. Esta misión, parte de la ambición de Musk de hacer la vida multiplanetaria, pretendía llevar astronautas a la Luna y Marte en colaboración con la NASA. Pese a las fallas, SpaceX declaró que el fracaso contribuye al aprendizaje y la mejora de la nave. Las autoridades habían ampliado las zonas de seguridad en respuesta a incidentes previos. Este vuelo también buscaba reutilizar el propulsor Super Heavy para reducir costos en futuros lanzamientos.
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