Durante cinco décadas, Salgado capturó con su cámara tanto la belleza de los tesoros naturales más remotos como las calamidades humanas más desgarradoras. Su estilo inconfundible fusionó la estética visual con un profundo compromiso social, convirtiéndose en testimonio de las realidades más extremas del planeta y resaltando la dualidad entre la hermosura de la naturaleza y el sufrimiento humano.
Leer noticia completa en El Mundo.