La recuperación del papa Francisco, hospitalizado desde hace 11 días en el hospital Gemelli de Roma por una neumonía bilateral, sigue siendo lenta pero progresiva. A sus 88 años, Francisco permanece en estado crítico, aunque el parte médico reciente indica una «leve mejoría». Ya no se han registrado crisis respiratorias asmáticas, y su insuficiencia renal inicial no causa preocupación. La oxigenoterapia necesaria ha disminuido, y el Papa incluso ha retomado algunas de sus actividades, como una llamada a la parroquia católica de Gaza. Pese a estos avances, su estado requiere tiempo y atención debido a la infección polimicrobiana que padece, aunque su corazón se encuentra en buen estado y no hay otras patologías relevantes. Su ingreso, ocurrido el 14 de febrero, se debió a una bronquitis persistente agravada por el frío y su ritmo activo de trabajo.
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