El primer ministro belga, Bart de Weber, ha generado controversia al oponerse a que se entreguen a Ucrania los activos rusos congelados, posición que ha puesto en aprietos a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y al canciller alemán, Friedrich Merz. De Weber, conocido por su nacionalismo flamenco, considera que liberar estos fondos equivaldría a una expropiación, exigiendo que el riesgo se comparta entre los países de la UE. A pesar de las tensiones, la mayoría de los partidos políticos belgas respaldan su postura firme. Las declaraciones de De Weber sobre la guerra en Ucrania, sugiriendo que Rusia no perderá el conflicto, han levantado preocupaciones internacionales, especialmente tras la reciente amenaza del ex presidente ruso Dmitri Medvedev de considerar cualquier interferencia con los activos rusos un «casus belli». En un esfuerzo por solucionar el desacuerdo, Merz y Von der Leyen consideran utilizar el artículo 122 del Tratado de la UE para sortear el veto belga y liberar los fondos necesarios para Kiev, subrayando la urgencia de la ayuda financiera para Ucrania en la actual crisis.
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